En 1998, poco después de las Elecciones Autonómicas del 25-O en Euskadi, el entonces presidente Aznar, dio un giro radical a la política antiterrorista de su Gobierno. Quizá tuvo que ver en este cambio, la valoración política que hizo la derecha como un posible doble éxito de los resultados obtenidos por el PP y por EH-HB en aquellas elecciones. En consecuencia, Aznar autorizó contactos secretos con el entorno de ETA, tal como había exigido públicamente HB.
El PSOE no se opuso. Pero Zapatero lo hizo mejor en 2005: pidió autorización al Congreso para dialogar con ETA, caso de darse las condiciones adecuadas. El PP entonces estaba rompiendo todos los moldes de la racionalidad en su papel de oposición: en su obsesión por demoler la imagen de Zapatero, se dedicaban a descalificar su labor con un afán destructor; la derecha buscaba por defecto la victoria mediante la derrota ajena, sin darse cuenta que en juego no estaba el PSOE, sino la paz en España.
Hubo una gran diferencia entre la forma que empleó el PP, cuando gobernó, y la forma que empleó el PSOE. El PP, invistiéndose de una especie de iluminación divina, hizo algo parecido a aquello de "dejadme solo"; mientras que el PSOE pidió permiso ante la representación de la soberanía popular, en el Congreso.
El comunicado de ETA anunciando el cese definitivo de la violencia armada exige un proceso de dialogo indiscutible entre los partidos democráticos, y lo son todos los que tienen representación institucional, para recuperar la normalidad política en un Euskadi en Paz. El PSOE, de nuevo, ha mostrado un exquisito respeto a lo institucional y ha fiado al gobierno que salga de las próximas elecciones, la gestión del proceso. ¿Se equivocará el PP, de nuevo, tanto si gobierna como si los ciudadanos les dejan en la oposición tras el 20-N?
España necesita a los dos para cerrar el fin de la violencia. España necesita al PP y al PSOE. Por mucha mayoría que obtuvieran, electoralmente hablando, cualquiera de ellos, España necesita a los dos. La altura de miras de la que hoy habla Rajoy debiera imponérsela a los botarates de su partido que vociferan sobre "no seguir la hoja de ruta marcada por ETA", o sobre que " la agenda no deben marcarla los terroristas"...etc. A Aznar en 1998, el PSOE no le dijo que hacia lo que dictaba Herri Batasuna. El PSOE estuvo a la altura. Ni siquiera criticó el hecho de que el Partido Popular denominara al entorno etarra “Movimiento de Liberación Nacional”.
No hay que desdeñar que hoy el terrorismo se encuentra entre una de las menores preocupaciones de los ciudadanos según todas las recientes encuestas. Esto no es casual. Una política policial sin respiro contra los terroristas, una política penitenciaria ajustada a la ley, una colaboración internacional perfectamente coordinada, y todo ello bajo el más escrupuloso respeto a las víctimas, lo ha hecho posible. Detrás de todo ello ha habido personas con responsabilidad política. Con nombres y apellidos.
Y la esperanza me hace confiar en que los ciudadanos siempre tienen memoria.